La Operación Dinamo

La Operación Dinamo: El Milagro de Dunkerque


En mayo de 1940, las tropas nazis avanzaban implacables por Europa Occidental. En apenas semanas, Alemania había arrasado con Bélgica, los Países Bajos y el norte de Francia, dejando atrapados a más de 400.000 soldados aliados, en su mayoría británicos y franceses, en la pequeña ciudad portuaria de Dunkerque, en la costa norte de Francia. Con el mar a sus espaldas y al ejército alemán cerrando el cerco, su destino parecía sellado. Pero entonces, ocurrió lo impensable: una de las evacuaciones más extraordinarias de la historia.

La situación era desesperada. Si las tropas quedaban aniquiladas o capturadas, el Reino Unido se quedaría prácticamente sin ejército en el continente, dejando la isla británica indefensa ante una posible invasión alemana. Ante este escenario, el primer ministro Winston Churchill ordenó a la Royal Navy preparar una evacuación a gran escala, aunque las posibilidades de éxito eran mínimas. Así nació la Operación Dinamo, un plan que debía ejecutarse en cuestión de días antes de que las fuerzas nazis completaran su avance.

Los primeros intentos de evacuación fueron caóticos. Bajo constantes bombardeos de la Luftwaffe, los bloques de la Royal Navy intentaban rescatar a los soldados desde los muelles y las playas, pero la escasa profundidad del agua hacía imposible que los barcos más grandes se acercaran lo suficiente. Miles de hombres quedaron varados en la arena, esperando ser rescatados mientras los aviones alemanes atacaban sin piedad. Fue entonces cuando ocurrió algo inesperado: cientos de barcos civiles, barcas de pesca, yates privados, remolcadores o incluso embarcaciones de recreo, se lanzaron al mar desde Inglaterra para ayudar en la evacuación.

Esta flota improvisada, conocida como la «Armada de los pequeños barcos», se convirtió en la salvación de miles de soldados. Gracias a ellos, se pudo transportar a los hombres desde la playa hasta los barcos más grandes que esperaban mar adentro. La evacuación se prolongó durante nueve días, entre el 27 de mayo y el 4 de junio, y a pesar de las enormes dificultades, el resultado superó todas las expectativas: 338.226 soldados fueron rescatados, una cifra impensable cuando comenzó la operación.

Sin embargo, la victoria tuvo un alto costo. Se perdieron más de 200 barcos, cientos de aviones y una gran cantidad de equipo militar quedó abandonado en la playa. Además, miles de soldados franceses se quedaron en Dunkerque para luchar hasta el final y retrasar el avance alemán, sacrificándose para que la evacuación pudiera completarse.

Cuando la operación terminó, Churchill fue claro en su discurso: Dunkerque había sido un «milagro», pero «las guerras no se ganan con evacuaciones». Aun así, el impacto psicológico fue enorme. El Reino Unido, que parecía estar al borde del colapso, había conseguido salvar a su ejército y mantener viva la lucha contra Hitler. La resistencia mostrada en Dunkerque se convirtió en un símbolo de determinación, inspirando a toda una nación a no rendirse. Aquel episodio, que parecía una derrota segura, se transformó en uno de los momentos clave que cambiarían el rumbo de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)